Artículo original de El Debate
Nunca, en casi medio siglo de democracia, un dirigente político se había atrevido a transformar el genuino funcionamiento del Estado de derecho, sustentado en la separación de poderes y la libertad de información, en una espuria operación de derribo personal, concertada por poderes ocultos o visibles que ahora utilizan a su esposa para enterrarle a él personalmente.