Artículo original de El Debate
por Antonio R. Naranjo
Se han cumplido este fin de semana 27 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Nadie en el Gobierno ni en la izquierda, que me conste al menos, ha tenido un recuerdo para aquel chaval de mirada limpia, vida humilde y familia trabajadora que en 1997 fue secuestrado, torturado y ejecutado por ETA mientras casi toda España imploraba, con las manos blancas alzadas, un poco de compasión.