Artículo original de El Mundo
por Elisa de la Nuez
Antes de cualquier otra cosa está la simple ética, la prudencia o, si se prefiere, la ejemplaridad que debemos de exigir a todos nuestros responsables políticos, empezando, lógicamente, por los que tienen más poder. Esta responsabilidad no se exige en los juzgados, pero quizás es lo más esencial para la buena salud de una democracia.