La empresa australiana de fertilización ‘in vitro’ Monash IVF acordó pagar 56 millones de dólares australianos (37,68 millones de dólares o 33,81 millones de euros) a unos 700 antiguos pacientes tras admitir haber destruido embriones aptos en un programa de cribado genético, según ha trascendido a los medios de comunicación.
Este contrato por importe de 56 millones de dólares australianos supone una profunda y preocupante vulneración de la dignidad humana. La empresa ha admitido haber destruido embriones viables tras realizar pruebas genéticas defectuosas, lo que resultó en la pérdida irreparable para aproximadamente 700 antiguos pacientes. Este acuerdo, que aún debe recibir la aprobación del Tribunal Supremo del estado de Victoria, destaca una serie de prácticas que ponen en evidencia la necesidad imperiosa de proteger la dignidad y los derechos de los individuos en el ámbito de la salud reproductiva.
Según la demanda colectiva presentada por Margalit Injury Lawyers, además de la clasificación errónea de embriones, Monash IVF y otras empresas implicadas también se enfrentan a acusaciones de falsificación de firmas y manipulación de ensayos clínicos. Estos actos no solo suponen una violación de las leyes, sino una afrenta a la dignidad humana al tratar a las personas como meros objetos en lugar de seres con derechos fundamentales y valor intrínseco.
La dignidad humana exige que cada persona sea tratada con respeto y consideración, y que se protejan sus derechos en todas las circunstancias. En el caso de la fertilización ‘in vitro’, donde se manejan elementos tan sensibles como los embriones humanos, esta protección es aún más crucial. Las prácticas denunciadas revelan una industria que, en ocasiones, prioriza el lucro sobre el bienestar de los pacientes, lo que lleva a la necesidad de una regulación más estricta y a una vigilancia rigurosa para asegurar que tales violaciones no se repitan.
Danielle Bopping, quien encabezó la demanda colectiva, ha expresado la esperanza de que este caso sirva para dar visibilidad a los fallos en la regulación de la fertilización ‘in vitro’ y para que se haga justicia para las familias afectadas. En un contexto donde la industria de la fertilización ‘in vitro’ representa un mercado multimillonario, es esencial que las prácticas se alineen con el respeto a la dignidad humana y la ética profesional.
La fundación NEOS , denuncia este caso Monash IVF y quiere destacar que la dignidad humana debe ser la piedra angular de todas las prácticas médicas y comerciales. A medida que la industria de la fertilización ‘in vitro’ continúa creciendo, es imperativo que se refuercen los estándares éticos y se garantice que cada persona sea tratada con el respeto y la justicia que merece. Solo así podremos asegurar que los derechos humanos se mantengan como un principio inquebrantable en todas las esferas de nuestra vida.
Puedes leer el artículo completo aquí.