Madrid, 11 de marzo de 2024.
Jaime Mayor Oreja
Presidente de la Fundación NEOS
Es muy difícil encontrar una mejor síntesis y resumen de la naturaleza de la Agenda 2030 que el presente documento que tengo la alegría y el honor de prologar, elaborado por el Grupo de Trabajo de Amenazas Globales de NEOS, coordinado por D. Jorge Soley. La Agenda 2030 consiste en un caramelo envenenado pero revestido de una envoltura atractiva y seductora.
A lo largo de estos años, estas características han dividido a personas que, coincidiendo en unas convicciones muy profundas, han discrepado en la forma y manera de aproximarse al juicio y a la valoración de la misma. Hay quienes, por una parte, han querido destacar las partes positivas de la Agenda o el innegable carácter positivo de sus 17 objetivos, sobre algunos elementos negativos. Algunos seguidores de esta corriente, incluso, han mantenido una posición muy crítica hacia aquellos que denunciaban la maldad de la raíz y núcleo de esta propuesta. Este trabajo, en mi opinión, zanja esta cuestión cuando recuerda la reiteración existente en el propio texto de la Agenda – aparece en más de cinco ocasiones -, sobre el carácter integrado e indivisible de los objetivos y las metas de la misma. La Agenda, por tanto, está concebida por sus autores como un todo indivisible: o se acepta todo el contenido o se está frente a ella. Es la propia Agenda la que nos recuerda que los 17 objetivos de desarrollo sostenible no se pueden disociar, ni alcanzar de otra manera que a través de las 169 metas que se establecen.
Cuando un caramelo está envenenado, no es procedente dedicarse a elogiar la belleza del envoltorio. En el envoltorio nunca está la verdad. Es en la raíz, en el núcleo, donde reside su auténtica naturaleza, sus verdaderos objetivos. Quedarte, por tanto, en la superficie, en el envoltorio, constituye un profundo error que no solo desconcierta, divide y separa a muchos, sino que, además, constituye un elemento de distracción que anestesia el significado auténtico de la Agenda. Descubrirán en este texto que el objetivo principal de la Agenda es el reemplazo, la sustitución y la destrucción de los fundamentos cristianos de nuestro actual orden social, como reiteramos permanentemente en todos los actos de presentación de NEOS. Esta agenda constituye el mejor resumen y compendio de la estrategia de una moda dominante en la sociedad de hoy. Esta moda dominante es nueva y más retorcida que nunca. Constituye una asociación entre el marxismo cultural, el dinero, el materialismo y el relativismo, la comodidad, la crisis de la persona. Pero, en el fondo, es lo que ha sucedido muchas veces en nuestra historia: una obsesión enfermiza de destrucción de los fundamentos cristianos.
El Propio Papa Benedicto XVI descubrió en sus escritos el reemplazo de la verdad y la moralidad a manos de la ideología y la corrección política. Añadió una terrible y certera premonición: «una vez que las ideologías y las concepciones políticamente correctas, basadas en la praxis, reemplazan a la verdad, la universidad deviene mera máquina para elaborar y promover dichas ideologías». Muchas universidades americanas, por poner un ejemplo, confirman este diagnóstico hoy en día.
Por ello no es fácil, como lo hacen los autores de este sintético y al mismo tiempo comprensible informe, ser claros, inequívocos y radicales en su toma de posición crítica respecto de la Agenda 2030. Sin embargo, abrazan la verdad, y los hechos, cada día más, les darán la razón.
Los objetivos, los fundamentos y la estrategia globalista de esta agenda están ya provocando un inequívoco y letal desorden en el corazón de nuestra sociedad. Europa, Estados Unidos, la sociedad occidental, padecen un desorden indiscutible, como no habíamos sufrido desde las últimas guerras mundiales, cuyo origen no se puede atribuir a la siempre socorrida «Institución culpable» por naturaleza, esto es, la Iglesia Católica, dogma para quienes impulsan este nuevo orden social. Es innegable, por tanto, que son ellos mismos, esta cultura woke que cancela a los discrepantes con crecientes tintes totalitarios, quienes nos conducen a esta crisis guiados por la comodidad y el relativismo.
Esta agenda no es un instrumento más, alumbra el debate político y social del futuro. El futuro no será un debate entre una derecha tradicional que reivindica más sociedad y menos impuestos, y una izquierda clásica que desea más estado, y menos sociedad. Este debate se va a producir entre quienes quieren resignarse, adaptarse, hacer esfuerzos para ser aceptados por esta moda dominante, y quienes no queremos resignarnos ni adaptarnos a lo que consideramos es una dirección equivocada, un error. El debate se va a producir entre quienes queremos y necesitamos unas referencias permanentes, quienes creemos y necesitamos creer, frente a aquellos que no creen en nada o en casi nada, en el puro pragmatismo, que es exactamente la naturaleza de la Agenda 2030.
Pero, aunque se están viendo las primeras consecuencias de su desorden, en modo alguno despreciemos la fuerza de esta moda dominante y de la Agenda, porque entre otras razones, están ganando, y lo hacen por goleada en los medios de comunicación y en la política. Nos están llevando en definitiva al final de una etapa en Occidente. Pero confío y deseo que no al final de Occidente.
Este debate que es de adaptación o no al espíritu de esta Agenda, está en pleno apogeo y se manifiesta de forma clara, incluso en el seno de la Iglesia Católica con la muy controvertida vanguardia cismática que se vive en Alemania.
Por ello, solo me cabe destacar la importancia y la profundidad de este informe, finalizando mi prólogo con el reconocimiento y agradecimiento a quienes han participado en este impecable trabajo del Grupo de Trabajo de NEOS.
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